Las oficinas de esta nueva era tienen superpoderes: están equipadas con sensores y sistemas de automatización que recopilan y analizan datos en tiempo real y esta capacidad de análisis se convierte en decisiones informadas que aumentan la eficiencia y la productividad. Desde ajustar la iluminación y la climatización hasta gestionar el acceso y la seguridad, la tecnología inteligente facilita una gestión más precisa y proactiva de los recursos y las operaciones del edificio para que todos, propietarios y colaboradores, estemos contentos.
Espacio y uso de energía, optimizados
La optimización del uso del espacio es moneda corriente para la oficina moderna. Un edificio que cuente con tecnología que permita un análisis de datos sobre el uso de los distintos espacios de una oficina (salas de reuniones, puestos de trabajo, cocheras, etc.) claramente brinda una ventaja que permite que los equipos de workplace o recursos humanos no tengan que tomar decisiones a ciegas sin saber el impacto que puedan llegar a tener.
Si a esto sumamos sistemas que analicen los datos mediante Inteligencia Artificial o Business Intelligence, las posibilidades se vuelven infinitas. Con un rápido pero certero análisis de datos sobre la ocupación y el comportamiento de los usuarios, los sistemas inteligentes podrían ajustar automáticamente la distribución de los recursos, como la iluminación y la climatización, para adaptarse a las necesidades específicas de cada momento y de cada tipo de actividad. Esto no solo lograría la tan buscada eficiencia energética, sino que también reduciría los costos operativos y minimizaría el impacto ambiental, algo que cada vez se valora más, sobre todo en las compañías multinacionales que tienen que cumplir con ciertos criterios de ESG.
Entornos más seguros
La seguridad es otro aspecto fundamental en los smart buildings. El uso de tecnologías avanzadas como el reconocimiento facial y los códigos QR optimizan la gestión de los accesos, volviéndola más segura y eficiente para proteger tanto a los ocupantes como a los activos del edificio.
Lo que antes ni imaginábamos, ya es realidad
Los smart buildings no solo representan un salto tecnológico, sino también un cambio de paradigma en la forma en que concebimos los espacios de trabajo. La capacidad de los edificios para aprender, adaptarse y responder en tiempo real a las necesidades de sus usuarios convierte cada metro cuadrado en un recurso optimizado y cada interacción en una experiencia más eficiente y confortable.
Para las compañías, la clave no es solo entender esta transformación, sino anticiparse. Algunas empresas de servicios, por ejemplo, además de revolucionar sus instalaciones corporativas, incorporan tecnologías inteligentes en sus sucursales para ofrecer soluciones innovadoras no solo a sus colaboradores, sino a todos sus usuarios.
"En Cushman & Wakefield gestionamos espacios, pero nuestro objetivo son las personas.
Una buena gestión del entorno laboral va más allá del mantenimiento para alcanzar la eficiencia operativa o ahorrar costos: se trata de innovar a cada paso, apostando a la sostenibilidad y al bienestar de quienes trabajan en estos espacios porque es la clave para cuidar a los talentos.
La tecnología inteligente ya no es el futuro de los edificios, es su presente. Y quienes sepan aprovechar su potencial van a marcar la diferencia en el mundo laboral que viene”
explica Magalí Garrote, Regional Business Developer de Cushman & Wakefield.
"Detrás de cada nueva tecnología, es importante contar con un equipo que logre medir los datos que estas brindan y tomar decisiones reales que impacten en costos, eficiencia y relación de los usuarios con los espacios.”, comenta Rosana Schenone, Business Developer Manager de Cushman & Wakefield Argentina y Uruguay. “Estas tres variables trabajan sinérgicamente y la experiencia de los equipos de Facility Management, Recursos humanos y Workplace Management, es crucial para que las decisiones que se tomen estén alineadas a los objetivos de la empresa, sean bien recibidas por parte de los colaboradores y funcionen a largo plazo.”
La tecnología inteligente ya no es el futuro de los edificios, es su presente. Y quienes sepan aprovechar su potencial van a marcar la diferencia en el mundo laboral que viene.
En Cushman & Wakefield acompañamos a las empresas en su adaptación, para que cada metro cuadrado sea una inversión en la cultura corporativa y en la reputación de la marca, y para asegurar que el espacio de trabajo sea el más valioso de los activos, tanto para el día a día como para el futuro.